En este blog ya os hemos hablado de los trastornos estacionales, aquellos que afectan a nuestro estado de ánimo en función de la época del año en la que nos encontremos. Este hecho se relaciona, principalmente, con la diferencia en las horas de luz entre el patrón estacionario de verano y el de invierno.
Pues bien, un estudio estadounidense ha relacionado la época del año en la que un individuo nace con la posibilidad de que pueda padecer un Trastorno Afectivo Estacional (TAE) en mayor o menor medida. Se trata de un estudio hecho con ratones, por lo que su aplicación en humanos está todavía pendiente de comprobar, aunque los resultados han sido bastante prometedores.
Se ha dividido a los ratones en tres grupos: los nacidos en ciclo veraniego (16 horas de día, 8 de noche); los nacidos en primavera/otoño (mismas horas de día/noche); y los nacidos en ciclo invernal (16 horas noche, 8 de día). Pues bien, los nacidos en ciclo de verano mostraban un menor patrón depresivo estacional.
Estos resultados se asocian a una mayor activación de las neuronas dopaminérgicas (que ya sabíamos que eran las responsables, en gran medida, de nuestro estado de ánimo) en el núcleo dorsal del rafe. Aunque explicarlo en detalle sería muy arduo, la traducción en el día a día es que, de nuevo, estamos ante un avance que nos irá permitiendo tratar a nuestros pacientes con mayor eficacia, y aportarles la mayor calidad de vida posible, sin que un defecto en sus neuronas pueda lastrarla.
Dr. Alberto Ramos Caneda
Especialista en Psiquiatría
CliniqSantiago
981 56 49 40
alberto.ramos.psiquiatra@gmail.com
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