Hace unas semanas os hablaba de que es importante dormir bien (es casi excepcional que cualquier tipo de patología psiquiátrica no curse con problemas de sueño), y que el insomnio u otras patologías del sueño eran muy habituales dentro de la población. Introducíamos entonces el concepto de higiene del sueño.
La higiene del sueño, para entendernos, es algo así como volver a aprender a dormir. A menudo, sobre todo en la vida adulta, violamos los parámetros que, sin embargo, solemos transmitir adecuadamente a nuestros hijos. Además de la posibilidad de un tratamiento farmacológico, es importante ir reeducando el dormir, e incidir durante las consultas en las pautas a seguir para obtener un buen descanso y, de la mano, una mejoría de nuestra salud física y mental.
En la actualidad, por ejemplo, es habitual disponer de televisor, ordenador portátil, tablet o telefonía móvil en el momento de irnos a la cama. Esto, sin embargo, no es recomendable, pues nos privan del proceso de relajación habitualmente necesario para empezar a coger el sueño. Es preferible que ese tipo de actividades se realicen en otros lugares de la casa, teniendo el dormitorio como lugar en el que uno se va a dormir directamente.
Las pautas del sueño deben mantenerse, sobre todo al principio de un tratamiento, de forma tajante. Durante las primeras noches es posible que se le pida algún sacrificio al paciente, que habitualmente se ha ido acostumbrando, por ejemplo, a quedarse dormido a altas horas de la madrugada y a continuar durmiendo durante la mañana. Es de vital importancia reeducar esa práctica, que puede tener consecuencias graves, como un incremento de la ansiedad, o derivar en sintomatología depresiva.
Dr. Alberto Ramos Caneda
Especialista en Psiquiatría
CliniqSantiago
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alberto.ramos.psiquiatra@gmail.com
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