La depresión post-vacacional y otros procesos estacionales

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Se acerca, para muchos, el final de las vacaciones. Y al mismo tiempo parece que estamos asistiendo a los primeros días de un otoño que se anticipa. Son épocas, por ambos motivos, de repunte de alteraciones del estado de ánimo, principalmente en forma de aumento de casos de episodios depresivos. Además del cambio del tiempo, de las horas de luz, de la sensibilidad retiniana a la misma, o de las alteraciones del metabolismo de la melatonina, que están detrás del Trastorno Afectivo Estacional (TAE), será habitual escuchar hablar estos días del Síndrome Postvacacional.

El Síndrome Postvacacional está menos descrito que el TAE, del que ya os habíamos hablado. En realidad, se trata de un conjunto de síntomas que podrían coincidir con un estado depresivo leve, aunque en pocas ocasiones alcanzan esa importancia. Los motivos de su aparición, aunque no existen datos definitivos sobre ello, parecen estar en la pérdida de las rutinas durante los días libres, las transgresiones del sueño y la menor exposición a la luz natural una vez nos incorporamos a nuestros trabajos.

Debemos aclarar que no se trata de un proceso de gravedad. Afecta en mayor medida a mujeres, y su frecuencia se sitúa entre el 1-10% de la población general. Pero en la mayoría de los casos se resuelve solo tras unos días o, como mucho, semanas de readaptación a la vida habitual, a las rutinas de siempre. Tan solo si pasan esos días y no se resuelve, o si la intensidad de los síntomas afecta mucho a nuestra calidad de vida debemos plantearnos la posibilidad de buscar ayuda profesional.

Dr. Alberto Ramos Caneda
Especialista en Psiquiatría
CliniqSantiago
981 56 49 40
alberto.ramos.psiquiatra@gmail.com

*Si en algún momento consideráis oportuno hablar de algún tema en concreto, podéis hacer vuestra pregunta/sugerencia en los comentarios.

La familia: principal ayuda en la esquizofrenia

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La medicina moderna, y la psiquiatría en particular, está muy centrada en la evolución de los pacientes. En mejorar su sintomatología, su calidad de vida y su pronóstico a medio y largo plazo. Evidentemente, ese debe ser nuestro objetivo principal, pues es el paciente quien, a fin de cuentas, sufre en mayor medida su enfermedad. Pero el proceso debe ser entendido por parte del profesional como un suceso que envuelve a todo el ambiente que rodea al paciente. Adoptando esa visión del conjunto, también ayudaremos a mejorar el pronóstico de la enfermedad.

Una parte fundamental del ambiente del enfermo es su familia. Y a menudo ésta sufre casi tanto como el propio enfermo. En muchos casos no saben lo que les ocurre a estas personas y, si sí conocen la enfermedad, a menudo no es sencillo prestarles ayuda. Por parte del profesional es vital prestar atención a las familias. Ayudarles a entender la enfermedad y dar algunas pautas para ayudar tanto al enfermos como a ellos mismos, ya que habitualmente están sometidos a situacións altamente estresantes y angustiosas.

En el caso de la esquizofrenia, un reciente estudio en varios hospitales españoles mostró que los pacientes que siguen una intervención familiar, en la que sus parientes son parte activa del seguimiento, tienen hasta un 40% menos de recaídas que los que no lo hacen. Además, tenemos que tener en cuenta que el propio familiar directo se puede ver beneficiado de ser escuchado y apoyado, pues muchos de ellos acaban, también, desarrollando sintomatología ansiosa y depresiva secundaria a sus labores de cuidadores.

Dr. Alberto Ramos Caneda
Especialista en Psiquiatría
CliniqSantiago
981 56 49 40
alberto.ramos.psiquiatra@gmail.com

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