Creo que me falla la memoria: ¿estaré empezando a tener una demencia?

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Es muy habitual encontrarnos en consulta con pacientes que se quejan de un deterioro en su memoria desde hace algún tiempo. Sin embargo, no todo empeoramiento en el rendimiento cognitivo implica estar empezando a padecer los primeros signos de una demencia. En psiquiatría nos encontramos a menudo con otras patologías que pueden causar sintomatología similar, siendo el miedo a estar padeciendo una demencia una pregunta habitual durante las consultas.

Obviamente, muchos deterioros cognitivos empiezan por una pérdida de memoria, despistes habituales, pérdida de capacidades aprendidas, de vocabulario. En resumen, de tener una funcionalidad menor. Sin embargo, cuando padecemos procesos ansioso-depresivos también es extraordinariamente frecuente que nuestras competencias a nivel de atención y concentración se vean afectadas, lo que puede traducirse en una sensación de «estoy perdiendo la memoria», ya que se incrementan los despistes y la dificultad para recordar ciertas cosas, o no conseguir seguir el hilo de una conversación, película, etc.

La edad, por ejemplo, es un factor importante a tener en cuenta. Aunque puede suceder que uno sufra una demencia desde que es un adulto joven, lo habitual es que en ese rango la sintomatología ansioso-depresiva pueda explicar el caso mejor. Así, es importante consultar los problemas que empiezan a ocurrirnos con nuestro especialista de referencia, para buscar tanto alcanzar un diagnóstico que nos permita estar tranquilos, en cuanto a que al menos sabemos lo que nos pasa y por qué, y la posibilidad de intentar empezar un tratamiento precoz que evite que la sintomatología vaya a más.

Dr. Alberto Ramos Caneda
Especialista en Psiquiatría
CliniqSantiago
981 56 49 40
alberto.ramos.psiquiatra@gmail.com

*Si en algún momento consideráis oportuno hablar de algún tema en concreto, podéis hacer vuestra pregunta/sugerencia en los comentarios.

Muerte inesperada de un ser querido y trastornos psiquiátricos a lo largo de la vida

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Es lógico pensar que todo proceso de muerte de un ser querido trae un sentimiento de tristeza. Sobre el duelo ya he hablado previamente en el blog, pero es cierto que en ocasiones una muerte inesperada de una persona cercana puede traer consecuencias patológicas a lo largo de la vida.

Aunque una muerte nunca es una noticia feliz, en la actualidad muchos de los fallecimientos de seres queridos son esperables. Vemos un deterioro previo y la muerte llega cuando parte del luto, incluso de manera no consciente, ha empezado a ser realizado. Por contra, una muerte inesperada y repentina de un ser querido aumenta el riesgo de padecimiento de cuadros de depresión, ansiedad, fobias, trastorno de estrés postraumático u otras patologías.

En este sentido, un estudio neoyorquino ha mostrado que, en una población de cerca de 30000 personas, aquellas que sufrieron la muerte inesperada de un ser querido son mucho más propensas a sufrir los procesos enunciados arriba. Además, el tipo de patología se correspondería con la edad a la que se produce la pérdida. Así, durante la juventud serían más habituales las depresiones, fobias o trastorno de estrés postraumático, mientras que en edades cercanas a la ancianidad, el abuso de alcohol o los episodios maníacos serían las patologías a tener más en cuenta.

Esto no se contradice con la idea de que a todo proceso de pérdida debemos darle un tiempo de duelo, pero sí incide en el hecho de que, cuando esa pérdida ha sido brusca e inesperada, las posibles consecuencias psiquiátricas son más frecuentes. Ante la duda, como siempre, debemos ponernos en contacto con el especialista de la forma más precoz posible.

Dr. Alberto Ramos Caneda
Especialista en Psiquiatría
CliniqSantiago
981 56 49 40
alberto.ramos.psiquiatra@gmail.com

*Si en algún momento consideráis oportuno hablar de algún tema en concreto, podéis hacer vuestra pregunta/sugerencia en los comentarios.